Ayer cayó en mis manos un artículo de la revista CUERPOMENTE en la que entrevistan al neuro psiquiatra y sobreviviente del nazismo, Borys CyrulniK, una acredita voz en el campo de la sanación del trauma y la resiliencia, que alcanzó el éxito editorial con su libro Los patitos feos, publicado por la editorial Gedisa.
Muchos otros libros le han sucedido, todos en la línea de aminorar el sufrimiento humano, causado por algún evento traumático, cuyo camino pasa siempre por dos puntos ineludibles: encontrar una red de apoyo que permita iniciar proceso de desarrollo que el trauma truncó, y encontrar un sentido al dolor, que permita superar el sufrimiento e, incluso, salir fortalecido de él.
Habla, no solo desde su gran saber académico y su larga experiencia como terapeuta, sino, además, desde la autoridad que le confiere haber vivido en carne propia el tremendo sufrimiento que rezuma su biografía y haber realizado paso a paso el proceso resiliente al que ha dedicado su vida.
Entre otras muchas valiosas reflexiones, dice Boys Cyrulnik: «…hay culturas que dificultan o impiden la resiliencia. Suele tratarse de culturas con desarraigo, que no aportan un sentido a lo sucedido; en las que no se sabe de dónde procede uno; culturas del abandono, del «espabílate tú solo que yo tengo mi vida», o bien culturas que entierran socialmente a sus heridos…».
¡Cuánto tiene que ver esto con el paradigma restaurativo!. Y la pregunta que me surge, entre otras, es inevitable: ¿Tenemos una cultura que permite la RESILIENCIA?:
– ¿Cómo tratamos a las personas «heridas», a nuestras víctimas, da igual del ámbito que sean: familiar, escolar, penal, laboral, comunitario?.
– ¿Cómo tratamos a los «victimarios»?. ¿Qué posibilidades de rehabilitación, de reintegración social les proporcionamos?
– ¿Qué papel debe tiene la Comunidad, primero como afectada y, después, como contexto, como red de apoyo en la restauración del daño y la sanación de las heridas individuales y colectivas?.
Siempre me gusta apuntar que el paradigma restaurativo en modo alguno se limita a una aplicación reactiva cuando el daño o el delito ya ha sido causado, como tampoco se limita a al justicia restaurativa en el proceso penal, con todo lo nuclear que ello sea.
Las prácticas restaurativas pueden implementarse en muy distintos contextos e integrarse en nuestra cotidianeidad, teniendo un efecto, no solo preventivo, – que lo tienen- sino también proactivo, favoreciendo así un verdadero cambio cultural desde los pequeños gestos del día a día, si bien, – cual efecto mariposa-, con unas consecuencias de enorme calado y dimensiones muy profundas.
Así es, la teoría del caos nos dice que pequeñas variaciones en las condiciones iniciales de un suceso pueden provocar diferencias en el comportamiento de consecuencias imprevisibles: El aleteo de las alas de una mariposa puede tener efectos imprevisibles al otro lado del mundo.
¿Te parece importante repensar qué pequeños o grandes cambios podemos ir introduciendo a fin de construir comunidades integradas y sanas que apoyen el desarrollo de cada uno de sus miembros?.
De esto y mucho más tratamos en la formación que estoy impartiendo «¿Conflicto y convivencia?», organizada por la Fundación Torres y Prada.
Y de esto trataremos, desde una visión más específica, en nuestra propuesta formativa, en colaboración con Mediante: «Resiliencia en justicia y prácticas restaurativas».
Si te resuena, ¡todavía esta a tiempo de participar en ella!. Comenzamos el 1 de octubre en formato on line. Para más INFO visita la OFERTA FORMATIVA de nuestra web o envía un correo a: resrestaurativa@gmail.com.
Os dejo la entrevista publicada por CUERPOMENTE a Borys Cyrulnik: AQUÍ
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Inmaculada Gabaldón Gabaldón
Abogada. Mediadora. Formadora
Coach Ontológica y Generativa. Trainer y Coach PNL
Instructora y facilitadora de Prácticas Restaurativas.
Conocer la NEUROCIENCIA nos abre a la la posibilidad que tenemos como humanos, de esculpir nuestro cerebro y ponernos al mando de lo que ocurre en nuestro fuero interno, de forma que podamos elegir la mejor respuesta cuando afrontamos un determinado reto.