¿Qué te dicen tus emociones?

Post recuperado 12 de diciembre de 2017

Emociones…. ¡esas grandes desconocidas!.

Y están presentes en nuestro día a día… A cada momento, pues son las portadoras de la energía que hay detrás de cada una de  nuestras acciones.

Como seguramente sabes:  Emoción= E moveré (energía para movimiento)

Cada Emoción es diferente: responde a un patrón respiratorio distinto y también tiene distintos efectos en nuestra fisiología. Sin ánimo de profundizar, sí es interesante saber que nuestro cuerpo se preparará para ejecutar la acción que pide cada emoción concreta. Y, claro, es obvio que, por ejemplo,  la alegría y el miedo nos predisponen a tomar acciones bien distintas.

Hay una marcada tendencia a distinguir entre emociones positivas y negativas. Sin embargo, TODAS las emociones están al servicio de la vida.

Desde esta perspectiva se hace necesario afirmar que TODAS las emociones tienen una función positiva, más allá de la sensación que nos provoquen: bien placer y relajación, bien disconfort y tensión. Todas con necesarias y, por tanto, todas deben ser bienvenidas.

Un grave problema de nuestra actual forma de vida occidental es que vivimos desconectados de nuestras emociones.

Hay un tremendo rechazo colectivo a sentir cualquier emoción “negativa”, ya sea la tristeza, el miedo, la ira… y hacemos todo lo posible para mantenerlas lo más alejadas posible de nuestra vidas.

Sin embargo, somos desconocedores del altísimo precio que pagamos por ello, pues no es posible seleccionar qué emociones queremos sentir y cuáles no. Y al huir de nuestra tristeza y nuestros miedos nos privamos también de sentir la verdadera alegría, la ternura, el amor… Eliminamos cualquier posibilidad de experimentar con autenticidad, aceptando la vida en su integridad y estando abiertos a aceptar lo que cada momento traiga:  la dicha, pero también el dolor; la alegría de compartir, pero también la tristeza de la separación; las luces de nuestra existencia, pero también sus ineludibles sombras…

Y así es como, en aras de una supuesta seguridad, -que nunca alcanzamos-, vaciamos nuestras vidas de cualquier contenido que la haga merecedora de ser llamada así.

Nuestra propuesta es justo la contraria: tomar contacto y aceptar cada una de nuestras emociones, legitimándolas todas sin realizar juicio de valor alguno y extrayendo toda la sabiduría que hay en cada una de ellas. Recordemos que todas están al servicio de la vida y, por tanto, todas tienen un valioso mensaje que entregar. ¡¡Escuchémoslas!!.

Es muy importante saber que, ante cualquier emoción, siempre podemos elegir entre REPRIMIR y SENTIR y ESCUCHAR

1.- REPRIMIR: toda emoción requiere una acción. Si reprimimos la emoción, jamás ejecutaremos la acción que requiere. ¿Qué ocurre entonces?. Freud es muy claro:

Toda libido (energía) que no se expresa en caricia  o enojo, queda adentro, se hace tóxica y en algún momento implosiona

Esto es lo que muy frecuentemente hacemos, y ya vemos que no parece lo más recomendable…

2.- SENTIR la emoción y ESCUCHAR el mensaje que tiene para mí… O sea, transformarme en un observador de mi emoción.

– ¿Es fácil? Parece que te escucho preguntar.

– Mmmm… No sé. Pero hay algo que sí que puedo asegurarte: ¡¡Es posible!!. La cuestión entonces es:

¡¿Cuántas ganas tienes de VIVIR…?!

Puedo acompañarte hasta hacerte amig@ de tus emociones, aceptarlas, escucharlas, apropiarte de toda la energía que te brindan y el empuje para dirigirte hacia la plenitud en todos los ámbitos de tu vida.

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Inmaculada Gabaldón Gabaldón

Abogada. Mediadora. Formadora

Coach Ontológica y Generativa. Trainer y Coach PNL

Instructora y facilitadora de Práctias Restaurativas.

Directora de Espacio confluère

 

 

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